Internen este sándwich mejor

El Internado Valparaíso

Cómo llegué

Andaba dando vueltas por la Quinta Región, cuando me suena el celular y veo que es la Pili Bezanilla (@PiliBezanilla). Me dijo que andaba por la zona, así que además de ofrecerle vuelta a Santiago, aprovechamos de ir a El Internado Valparaíso a almorzar una hamburguesa. Había escuchado que era un muuuuy buen restaurante, así que lo tenía pendiente.

Les dejo su página web.

El Internado Valparaíso

El Internado Valparaíso stá ubicado en el Paseo Dimalow en Cerro Alegre. Puede ser medio complicado llegar, pero es un lugar muy turístico así que casi todos los conocen.

Es un restaurante gigantesco, con varios espacios muy pero muy bien decorado (hay hasta mesa de pool!). ¡Me encantó el lugar! Por miles de razones. Hay una tienda como con souvenirs típicos chilenos. La barra que tienen abajo en el primero piso es gigante y muy taquilla. Y en general todos los espacios son bien atractivos y casi que dan ganas de sacarle foto a todo.

Nosotros nos sentamos en el segundo piso, en la terraza, porque tenía una vista notable. Además, mientras comíamos se instaló una banda a tocar en vivo que tenía todo el estilo. Unos cracks.

Al final, es un restaurante con mucha onda. Taquilla, y casi siempre lleno.

La carta de hamburguesas de El Internado Valparaíso

El Internado Valparaíso tiene ocho hamburguesas, además de tres sándwiches.

Los sánguches son de pollo con lactonesa y palta, otro de lomo con queso derretido, y el tercero es de palmito, ricotta y lechuga. Simples. Pero donde se pone producida la cosa es con las hamburguesas.

Me habían recomendado la de prieta que parece que es bien buena. Tiene nueces, manzanas caramelizadas a la chancaca, cebollín asado y cilantro, con una salsa de mango y ají verde. La cosa es que la Pili no quería pedirla, así que nos fuimos por la hamburguesa vegetariana (de quinoa) y también por la “Rebelde”. Esta última tiene chutney de arándanos, queso azul y rúcula fresca. En el papel, rica. En la realidad… vamos a la crítica.

La hamburguesa vegetariana

Partamos por la vegetariana. Se llama la “Presumida” y es una hamburguesa de quinoa con toques de limón, pimientos frescos, champiñones salteados, alfalfa y pesto de cilantro.

La hamburguesa en si misma era muy seca. Primer error. En todo caso, creo que es difícil hacer una de quinoa que no lo sea, y por eso es importante la salsa. Pero aquí viene el segundo error: el pesto. Era poco, y muy suave. Aquí se perdieron una oportunidad, porque el característico sabor intenso del pesto le hubiese venido muy bien. Así que les aviso al tiro que si la llegan a pedir, díganle al mozo que les traiga un pocillo con pesto extra.

Los champiñones estaban medios fomes, sin mucho sabor. Faltó aderezarlos. Como que en general era un sándwich sin mucha personalidad. Le faltó fuerza. Sabor. Y eso que se veía bastante chora por los ingredientes que tenía.

Lo que más le faltó fue jugosidad. Por eso, una salsa era clave. De hecho, después de unas mascadas, le puse la mayonesa y todo el coleslaw que venía, y mejoró bastante. Pero aún así le faltó.

La hamburguesa con chutney de arándanos

Ufff. No sé cuál de las dos me gustó menos. Y les juro que no es de amargado, porque la Pili y Seba Montt (que también se sumó al almuerzo) opinaron lo mismo. No quedamos felices. Pero bueno, vamos a la hamburguesa.

La carne estaba seca seca. Es que era demasiado compacta. Me huele que usan poca grasa para confeccionarla. Y el chutney, como que no tenía salsa. Fue raro. Era casi como que le ponían los arándanos así no más.

El pan no estaba muy fresco. En general, ahí no más.

En resumen

Creo que este es un restaurante para venir a relajarse, escuchar música, tomarse algo con una vista muy bonita, y quizás probar los otros platos de fondo. Pero las hamburguesas parece que no.

Me enamoré del lugar, y hasta les digo que volveré, pero a comer otra cosa.