Hoy te contamos sobre un sanguchito emblemático de la península ibérica. Y probablemente, el rey del “Fast Food Castizo”: el bocadillo de calamares. (Calamardo, este post no es para ti 😅).
España más que un país “sanguchero”, es el país de los bocatas y bocadillos. El bocadillo o bocata son lo mismo, y es básicamente un pan de barra o pan baguette, partido por la mitad y relleno; de embutido, queso, atún, jamón y otros ingredientes.
La Cultura Sanguchera chilena es más “chancha” 🐽, más chorreante y con unos tamaños atómicos que dejan loco a cualquier turista. Mientras que el bocata español es más austero -por así decirlo- pero sumamente cotidiano en su cultura. ¡El español de por sí es bueno para el pan!
También son secos para los embutidos y el jamón crudo (ibérico, serrano o cualquier variedad de este manjar), pero -como buenos para el pan como decíamos- hay un bocadillo emblemático que forma parte de la Cultura Sanguchera española e internacional: el bocadillo de calamares.
Quizás no lo imaginas tan tentador, pero por algo tiene tanta fama… 🙌👌
Un poco de historia del bocadillo de calamar
¡Es un clásico madrileño! No puedes hacer una Ruta Sanguchera por Madrid y no zamparte un bocata de calamares. ¡Es un ícono y Madrid es su cuna! Lo curioso es que Madrid no tiene mar. Entonces, ¿por qué es tan típico en esta zona? ¿Dónde pescaban esos calamares para luego hacerlos anillos apanados, irresistibles y transformarlos en bocata?
Hay varias teorías pero la más acertada, es que el bocata de calamar llegó a Madrid -masivamente- de la mano del ferrocarril; que comenzó a funcionar en el siglo XVII. Gracias a esto, los manjares de la costa peninsular se dejaron “comer con ganas” en la capital española. Pero dicen que fue en el siglo XIX, con la irrupción de muchos inmigrantes andaluces, que se daría vida a este emblemático sanguchito.
También en esta época llegaron a Madrid muchas cocineras del norte de España, que fundaron muchos restaurantes y que estaban acostumbradas a trabajar con productos marinos; por ejemplo, el calamar. Peeero fue en el siglo XX cuando el bocadillo de calamares vivió su época dorada en dicha ciudad.
En la década del 50’ ya era un clásico y empezó a popularizarse su venta en bares situados en los alrededores de la Plaza Mayor. A partir de los 60’, fue compañero fiel de estudiantes y bajoneros. Y hoy en día, el humilde bocadillo de calamar sigue teniendo muchísimos seguidores. Incluso con reinvenciones por parte de diversos gurús de la gastronomía, que han creado opciones más sofisticadas pero sin perder su esencia.
Cómo es un bocadillo de calamar
Su versión más clásica es: pan de barra o baguette + calamares en aros/anillos, rebozados y fritos; generalmente en aceite de oliva. También hay versiones más producidas, que lo montan con alioli (mayo al ajo) o un poco de salsita de tomate picante 👌.
Dato: los calamares son perfectos para ponerlos en un sándwich. No tienen espinas, aportan un toque crunchy en esta versión recién explicada, y si lo piensas, estéticamente son como aritos de cebolla.
*¿Cuál crees que es el mejor aceite para freír? Aquí te lo contamos. Y acá te dejamos los mejores consejos para aprender a freír.