Mejor Ambiente 2016
Bravo 951
Cómo llegué a Bravo 951
Difícil no pasar, sabiendo que ha sido uno de los estrenos de sangucherías más aclamados de Santiago en este año. Y sí. Bravo 951 es para muchos el mejor lugar para probar una hamburguesa en la capital. Incluso, en mi último viaje en avión, camino a Buenos Aires, vi en la revista de la aerolínea que una cronista gastronómica recomendaba a Bravo 951 como una parada obligada.
Fotos sacadas con mi Sony Xperia X.
La sanguchería Bravo 951
Bravo 951 es un restaurante de hamburguesas y sándwiches ubicado inteligentemente en la misma dirección que su nombre: Bravo 951, Provudencia.
Abrieron recién en febrero de este año, y rápidamente se ganaron un lugar en el corazón de todos los chilenos buenos para las burgers. Pero no solo de hamburguesas vive el Bravo 951. Porque su propuesta estética sin duda es uno de sus puntos más fuertes. Y se las canto clara desde un principio: Bravo 951 es por lejos el lugar más taquilla y con más onda que me ha tocado visitar en estos 97 días de 365 Sánguchez.
Les dejo su Facebook.
La carta de sándwiches de Bravo 951
Bravo 951 ofrece cuatro hamburguesas, dos grilled cheese y un sánguche.
El sándwich es de Pulled Pork, y lo sirven con un montaje típico de USA: con coleslaw y pepinillos. Además, le dan el toque nacional al agregarle palta. Una maravilla.
Los grilled cheese son una preparación ya mítica de Estados Unidos, y en pocos restaurantes chilenos me ha tocado probarlos. Otro que los tiene es Daniel’s Bakery. Aquí en Bravo 951 hay dos versiones: uno con mantecoso y costra de gruyere (que incluye un vaso de sopa de cebolla), y el otro con queso mantecoso y azul, más pera caramelizada. Ambas excelentes opciones.
Y de las hamburguesas, hay una con camarones (pregunten si están frescos) y otra rellena con queso Cheddar. La que me pedí yo viene con queso mantecoso, papas hilo, palta, confit de tomates y lo coronamos con un huevo frito.
La hamburguesa de Bravo 951
Me costó harto elegir, pero por un par de recomendaciones de varios amigas, finalmente me fui por esta con huevo frito.
Lo mejor, les diría que es el pan. Es un brioche que preparan ahí mismo… ¡y pucha que se nota! Esponjoso como pocos panes que he probado, de abundante miga. Su textura era tan rica que daban ganas de jugar un poco, presionándolo suavemente para comprobar su blandura.
El confit de tomates, un milagro gastronómico. Era más como una salsa pomodoro, pero le aporta una frescura difícil de encontrar. Creo que es el ingrediente clave en esta hamburguesa. ¿Les doy una idea, señores del Bravo 951? Ofrézcanla como salsa para otros de sus platos, porque tienen una mina de oro aquí.
Las papas hilo, crocantes como tienen que ser. La palta, normal (falta sal, como casi todas las fuentes de soda y sangucherías que la sirven “así no más”).
La carne misma fue, curiosamente, lo que menos me gustó. Pero no salten. Está bien. Solo que me tocó poco jugosa para lo que esperaba. Sí hay que mencionar que respetaron que la haya pedido a punto, porque llegó de muy buen tono.
Para tomar
¡Atención acá! Encontré una mina de oro. Ni miren la carta, y háganme caso. Pidan una Cerveza Austral Lager, y pídanla “sangrita”. Esto es que le agreguen jugo de tomate, limón, sal y tabasco. MA-RA-VI-LLO-SO.
Cerveza Austral “Sangrita”. WOW. Eso no más.
En resumen
Bravo 051 me impactó desde el primer minuto que entré. Y es que tiene una atmósfera mágica. Y eso obviamente suma en la reseña que hago. Como les comenté, es la sanguchería o restaurante con mejor ambiente que he conocido en estos 97 días. Si me quedaba solo con el sabor, quizás hubiese estado más cerca de las tres narices de chancho. Pero con toda la onda que respira el lugar, da el salto definitivo a las cuatro narices de chancho.
Mucha gente, todos manteniendo conversaciones animadas, le entregan mucha vida al lugar. La decoración está pensada perfectamente. Tanto, que bien podrías sacarle una foto a cualquier rincón del restaurante y subirlo a tu Instagram.
¿Lo malo? La atención. Era “buena onda”, pero poco atenta. Despreocupada. Lenta. Hubo un trago que nunca llegó, y en general tienes que buscar un mesero que te atienda. Si no, puedes estar esperando por laaaargos y largos minutos.
De verdad que este es un lugar al que sí o sí invitas a tu pareja para impresionarla. Eso sí, les recomiendo reservar, porque la terraza al menos está siempre llena, y es el spot donde vale la pena comer. ¡Hay que volver!