No me gusta el as

Cómo llegué

En mi paso por Rancagua, tenía claro que había cuatro locales que TENÍA que ir. Si no lo hacía, probablemente muchos de ustedes me quemarían y desterrarían del país. Y es que lugares como el Mini Restaurant (Ex Mini Sheraton), la Tía Julia, Juan y Medio y El Chaday Rancagua son clásicos de la zona. Tanto, que incluso son reconocidos a nivel nacional. Por eso, con Seba Rubio paramos en El Chaday Rancagua a comprobar si tenía bien ganada la fama.

Fotos sacadas con mi Sony Xperia X

La sanguchería El Chaday Rancagua

El Chaday Rancagua tiene tres locales. El que fuimos está ubicado en la carretera, justo al frente del Mini Restaurant. Eso sí, antes de lograr el reconocimiento de todos los rancagüinos, El Chaday partió como un carrito. Con el tiempo, se fue ganando una clientela fiel, y el boca a boca se comenzó a expandir. Así, hasta dar el paso de abrir su primer restaurante.

Este local en específico no tiene mucha atracción física en cuanto a decoración. Es solo un gran comedor con la plancha de cocina frente a tus ojos. A pesar de que hay dos aires acondicionados, no estaban funcionando y el calor era insufrible. Punto en contra para ellos. Hacía tanto calor, que uno transpiraba mientras comías. Era desesperante.

Les dejo su página web.

La carta de sándwiches

La carta de sándwiches de El Chaday Rancagua se divide en sándwiches (ave, lomo o churrasco), vienesas, ases y chorrillanas. Este último ítem es por lejos el más afamado. La que más piden es la “Chalaila”, que son papas fritas con huevo, cebolla, choricillo, aceituna, carne y queso rallado. También hay una versión premium que tiene varios tipos de carne.

Sobre los sándwiches, los ingredientes no son muy innovadores, y las combinaciones tampoco. Como aún no había probado un as para 365 Sánguchez, me la jugué y pedí el as champiñón queso XL ($4.300).

El as champiñón queso

Partamos diciendo que de que era grande, lo era. Lo de “XL” se nota. Y bueno, pagando poco menos de cinco lucas, era lo mínimo en todo caso. Pero sí. Contundente la cosa.

El punto que más me gustó es que cumplieron con la regla completística más importante para mi: que los ingredientes sobresalgan con ganas del pan. Que sean incontenibles. Que se haga imposible mascar un pedazo sin botar la mitad de los ingredientes jajaj. Porque este as tenía harto queso y harto champiñón.

La lata es que no eran los mejores ingredientes. Los champiñones, nuevamente me tocaron esos de sabor medio plástico. El queso, normal. Nada que decir. Pero la carne misma era “maometana” no más. Un poco seca, y “no tan fácil” de mascar.

Maridaje con Cerveza Austral Patagona (Red Ale).

La crítica del invitado

Sebastián Rubio, emprendedor, dueño de www.needbeers.com. “Chancheli. Una picada cualquiera. Le pongo dos narices porque le pusieron amor. Entre la buena onda de los que atendían y la cantidad de ingredientes, llegan a eso. Pero si me centro en el sabor, es cualquier cosa. Me cuesta entender por qué es taaaan famoso. Es demasiado normal”.

En resumen

“Meh”. Esa es la expresión que hice cuando probé este as. Nada especial. Nunca lo recomendaría ni lo incluiría en los indispensables de la zona (como sí lo haría con el Juan y Medio, por ejemplo).

Eso sí, quiero aclarar que nunca he sido fan del as. Si alguno conoce uno muy bueno, que me pase el dato please. Es que siento que el churrasco de posta rosada no está hecho para comerlo en ese formato. Especialmente cuando no usan carne tan buena, porque pasa que al morder un pedazo de carne botas todo intentando cortarla con los dientes. La típica.

No sé. No me convenció para nada. ¿Serán mejores los sándwiches quizás? Puede ser, pero la verdad no sé si vuelva cuando pase por Rancagua. Salvo que uno de ustedes me convenza de que efectivamente es un buen lugar y tuve mala suerte. Los escucho.