Chile ondero

Sanguchería José Ramón 277

Cómo llegué a la sanguchería José Ramón 277

Aprovechando que se viene el 18, y de pasadita que había una exposición del artista Santiago Errázuriz (@SantiagoErrázuriz) bastante cerca, fui justo detrás del GAM a descubrir la sanguchería José Ramón 277, en Barrio Lastarria. Por redes sociales muchos de ustedes me habían recomendado ir, y creo que calza perfecto con nuestras Fiestas Patrias y con nuestro tiki tiki ti (jaja ya filo, mejor me dedico a escribir sobre sánguches y no a las payas).

El restaurante

El local está ambientado para representar bien taquilleramente a nuestro país. Las paredes están pintadas por Antonia Boza, quien, usando un estilo inspirado en la Lira Popular, refleja situaciones cotidianas que se pueden dar en un bar bien chileno y bien animado. Mientras estuve, solo pusieron música nacional (buena iniciativa!! Hay que darla a conocer).
Es bien entretenido el restaurante porque como que te teletransportas a otro lugar. Vienes de caminar por Lastarria o la Alameda, y al entrar llegas a un mundo ruidoso y alegre. Es como lo que pasa, guardando las distancias, cuando vas a La Piojera. ¡Buen local!

Foto tomada con mi Xperia

La carta

Es una carta bien resumida. Me gusta eso, porque es más fácil elegir. Yo que soy un gordo lechón que se entusiasma con la comida, cuando hay muchas opciones me puedo quedar 20 minutos viendo qué pedir y es una lata. Ofrecen seis sánguches de autor, distintos. El que más destaca es el de plateada, porque tiene pastelera de choclo. También ofrecen los clásicos churrascos y lomitos italianos, lucos y chacareros. Ojo que hay una hamburguesa vegetariana por $5.700. 

Solo tienen cerveza en schop (¡qué rico!), aunque fallaron porque cuando fui no tenían mi queridísimo schop Austral Calafate.

Los sándwiches: Hamburguesa Vegetariana

Los sándwiches son servidos en esas típicas bandejas de lata que están tan de moda, estilo hipster. Yo no le pego a la decoración así que no sé cuál es su nombre, pero sí les digo que le aporta al ambiente chileno que se respira en el local.

Primero fui por la hamburguesa vegetariana. La combinación de la salsa y los pepinos By María es mortal. El dulzor de los pepinos es contrarrestado con el amargor que le dan las aceitunas a la mayonesa. Además, junto a la rúcula, le dan el toque de crocancia necesaria. En todo caso, cualquier cosa que tenga By María ya tiene un puntito extra en mi corazón <3.

La hamburguesa de garbanzos, rica. Quizás medio pastosa, pero es algo común en este tipo de preparaciones. La única lata es que tenia taaaanta salsa (nunca pensé que iba a decir eso), que a veces ni se notaba el sabor de la hamburguesa. Como consejo, la hubiese hecho más ancha.

La marraqueta estaba perfecta. Crujiente como tiene que ser.

Los sándwiches: Fricandela

Luego pedí la fricandela. La carne llegó rojiza como me gusta, y tenía ese inconfundible sabor casero de la carne molida con perejil y especias.

La marraqueta es firme para que al morderla no se escape el resto de los ingredientes. Ojo que es parecida a la marraqueta peruana, en el sentido que son pancitos más chicos. Por lo mismo, viene completa (“los cuatro panes”. En otro post hablaremos sobre qué es una marraqueta, si los dos o los cuatro panecillos, porque les prometo que da para debate nacional jajaj).

El queso de cabra sabroso, en buen punto de “derretición” (¿cómo se dice? ¿Derretimiento?).

Qué más pedir

Sabía que uno de los platos que más salen son las empanadas. Destacan porque están hechas con masa de sopaipillas. Ricas, pero no tanto. Por los comentarios que me habían llegado, creo que están un poco sobrevaloradas. Mucha masa. Aunque también harto relleno. Ojo que la de prieta no me vino con pastelera, como decía la carta. Fallaron ahí.

En resumen

Muy buen local. Perfecto para ir con amigos a tomarse sus buenas chelas.

La atención medio desinteresada de parte de la mesera. Estaba como en otra.

Y la comida era rica, pero por todo lo que se comentaba, esperaba más. Cuando vuelva igual pediré el famoso sándwich de plateada, a ver si con ese logra reencantarme. José Ramón, nos vemos.