Lo mejor de la sexta
Cómo llegué
En el viaje que me pegué con Seba Rubio a Rancagua, sabíamos que teníamos que pasar por Juan y Medio. Y es que si tuviésemos que elegir solo un restaurante de la región, creo que sería este. Es un clásico chileno, por lo tanto no podía faltar en la guía de sándwiches más grande de Chile.
Fotos sacadas con mi Sony Xperia X
Juan y Medio Restaurante
Ubicado en la ruta 5 sur, en el cruce de Rosario, Juan y Medio nació como una picada de camioneros. El nombre viene porque su fundadora, Ana María Carreño, estaba casado con un hombre al que le decían “Juan y Medio” por su gran contextura, 1,94 mts de altura y 135 kilos de peso. Por lo mismo, ella ya estaba acostumbrada a cocinarle platos gigantescos para poder saciar su casi infinita hambre. Así nació este restaurante, que hasta el día de hoy se caracteriza por lo abundante de sus platos, tal como si siguiesen cocinando para Juan y Medio.
Les dejo aquí su página web.
La carta de sándwiches
El restaurante Juan y Medio se especializa en comida casera chilena. De la buena. Y obviamente no podían dejar de lado los sándwiches clásicos de nuestro país. Así, puedes encontrar los tradicionales Barros Jarpa, Barros Luco y el Churrasco Chacarero. Pero también hay sánguches de lengua, de mechada italiana, o de arrollado de huaso.
En el fondo, son los indispensables en un local de comida nacional. Se respetan las preparaciones de antaño. Lo que no se respeta son las porciones jajaj porque como les dije, aquí todos los platos son para una persona y media (e incluso para dos). Todo un desafío poder terminar cualquier plato que pidan.
El sándwich churrasco chacarero
Cuando llegó mi churrasco chacarero, ya se veía que tenía un futuro increíble. Los colores y los olores así lo presagiaban.
En vez de posta rosada, en Juan y Medio usan asiento de vacuno para el churrasco. Cada uno con su gusto, pero estaba espectacular. Tan blando que se cortaba casi antes de morderlo. Tan jugoso como si fuese una mechada cocinada por horas. Muy buena carne. Y mucha. Además, la contextura era como la de un bistec. Muy alejado del clásico churrasco que te sirven casi que laminado en unas rodajas delgadísimas. No, aquí te pasan carne carne.
El tomate, enorme y bieeeen rojo. Aromático. Desde lejos te llegaba ese olorcito a tomate de campo. Perfecto. Lo mismo pasaba con los porotos verdes y el ají verde. Estaban bien mezclados, frescos y aceitados con la medida justa.
El pan, un “frica-amasado”, fresquito. Blando, con buena proporción de miga y corteza. Crujiente por fuera, esponjoso por dentro.
Y “pa’ la sé y pa’ la calor”, acompañado de su tonto Mote con Huesillo. Gigante (como todo), con muchísimo mote. Refrescante como tiene que ser. Lo amo jaja.
Churrasco chacarero y Mote con Huesillo del Juan y Medio <3
La crítica del invitado
Sebastián Rubio, emprendedor dueño del portal de cervezas artesanales www.needbeers.com. “El churrasco era uno de verdad. A pesar de que tenía grasa, se notaba que era de carnicería. Era infinitamente mejor que el de la Tía Julia. Tenía harto de todo, y uno siempre busca eso. El pan, también muy rico. Creo que fue lo mejor que comí en mi visita a la sexta región. Aparte, el mote con huesillo estaba espectacular. Le pondría cuatro narices”.
Conclusión
Ya es un clásico. Todos están casi obligados a parar si pasan por ahí. Algo tan icónico en la historia gastronómica chilena que muchos lo catalogan como la mejor picada del país. Así es el Juan y Medio.
Si quieren entender un poco cómo es la cocina de Chile y probar los sabrosos platos con los que Ana María deleitaba a los hambrientos camioneros, tienen que venir a Juan y Medio. Con sus amigos extranjeros. Con sus padres. Con sus amigos. Pero tienen que venir. Es un clásico, que hasta ahora, nunca me ha fallado. Larga vida a Juan y Medio.