Se llama “G-Banger” y tenía una croqueta frita y casera de camote, garbanzo y lentejas, acompañada de lechuga, palta, pepino, pimentón asado y mermelada picante de tomate. Y tal como dije al principio, la croqueta en sí, es lejos la más rica que he probado de las vegetarianas. Era MEGA crocante por fuera, con trocitos grandes de panko bien dorados, y por dentro era cremoso pero con pedacitos de lentejas para el cambio de textura. Tenía un toque dulce suave gracias al camote. De verdad que era mágica. Lo que en general pasa con las burgers vegetarianas es que son medias secas, pero acá fue todo lo contrario. Bien mojadita, cremosa, suave.
Solo que los complementos, que igual estaban buenos, siento que les faltó algo de amor. Es decir, como que estaban puestos uno sobre otros “así no más”, en vez de venir aliñados o con alguna gracia. Igual la mermelada de tomate picante tenía su cachaña, pero el resto creo que lo pensaría mejor. Incluso, creo que lo que le faltó para las cinco narices concretamente fue algo que uniese todos los ingredientes.