¿Quién mató a Marylin?

Marylin Sánguches

Cómo llegué

Para este 18 de septiembre, armamos un grupo gigantesco de amigos para irnos a la playa a celebrar. Ahí nos hicimos partners entre varios, y quedamos en que se querían sumar a 365 Sánguchez, como excusa perfecta para juntarnos nuevamente. Esta vez, a comer. Así fue que me junté con la Jose Puelma, la Maida Schuster y la Elisa Claro para el sándwich número 62 de este proyecto. El lugar elegido fue, por cercanía de nuestros lugares de trabajo, el nuevo restaurante Marylin Sánguches, muy cerca del Bellas Artes. 

Fotos tomadas con mi Sony Xperia X

El restaurante Marylin Sánguches

Ubicado en la esquina de Merced con José Miguel de la Barra, Marylin Sánguches está donde antes funcionaba el restaurante Ópera (ojo que en el segundo piso se mantiene el bar Ópera Catedral). Recientemente abierto, ha recibido buena crítica tanto de expertos gastronómicos como de su clientela fiel, que va y pide “lo mismo de siempre”, como me tocó escuchar un par de veces.

Es una sanguchería gourmet bien jugada, tanto en las cervezas como en los tipos de sándwiches. Al entrar, te encuentras con un local estilo Fuente Alemana, en el sentido que tiene una gran barra central y otra más que rodea el restaurante y da hacia la calle. 

Es un espacio amplio y limpio, bastante bonito. Y al sentarte, no tienes que esperar porque el individual que te espera ya instalado con el servicio, incluye la carta. Por lo mismo, es cosa de sentarse y comenzar a pensar con qué querrás tentar a tu paladar.

La carta de sándwiches

Marylin Sánguches ofrece 12 tipos de sándwiches, todos a $5.800. De esos, me habían llegado recomendaciones de varios. Uno, el Crudo Juliana (filete crudo, pimentón rojo asado, alcaparras, hojas verdes y mayonesa al ajillo, en pan Ciabatta). Me tincaba harto, además que no es común ver un crudo dentro de un sándwich. Otro que me aconsejaban varios amigos, era el Cerdito Marylindo, que es una paleta de cerdo braseada en cerveza, zapallitos italianos, y coleslaw en Panini. También hay sándwiches de prieta, de lengua, de huachalomo con palta al ajo, y un vegetariano, entre otros.

Pero quería escuchar qué me recomendaban los meseros. Así que pregunté, y me dijeron que el sándwich de pollo era una maravilla. Como me ha costado encontrar buenos, acepté feliz, con ganas de que me sorprendan.

El sándwich de pollo

El pollo a la española es un sándwich de pil-pil de trutro de pollo cocinado al vacío, con acevichado de espinaca, cilantro y zanahorias, cebolla caramelizada y mayonesa casera, en pan Ciabatta. Es un sándwich que “no está mal”, pero le falta mucho para pasar a ser rico y recomendable.

Lo primero que diría es que los ingredientes no se logran juntar bien entre sí. Son como elementos independientes. Ahí quizás faltó un poco más de mayonesa o cocinar más ingredientes juntos… no sé. Además, siento que el amargor de la espinaca no contrasta bien con el dulzor de la cebolla. Y el pollo, normal. Nada especial.

Donde sí fallaron, es en el pan. Y aquí les digo al tiro que por lo menos tres amigos me habían comentado lo mismo. Marylin tiene buenos sándwiches, pero se caen en el pan. Que lata, porque de verdad que la carta que ofrecen es increíble. Le faltaba crocancia y estaba medio latigudo.

En resumen

Me gustaría decir que siguen en rodaje, pero como abrieron en abril, ya llevan tiempo suficiente como para estar al 100%. Mejorando el pan, Marylin Sánguches tendrá mucho que decir en la ruta sandwichera de Chile. Pero hasta ahora, le falta para dar el salto.

Como dije arriba, creo que no elegí bien, porque el de crudo me llama muchísimo. Lo bueno de venir a Marylin, además del barrio en el que se ubica, es que por la gran variedad de sándwiches, es difícil aburrirse. Además, tienen unas papas fritas con cáscara y con un toque de limón y perejil que son bien ricas, y que acompañan a todos los sánguches.

Así que por ahora, a enfocarse en cambiar el pan para poder posicionarse como una excelente sanguchería. ¡A amasar!