Sorpresa en Maitencillo
Sándwich El Hoyo en Maitencillo
Cómo llegué
Para el 18 me escapé a Maitencillo, y admito que no tenía idea dónde iba a poder probar un buen sándwich. Pasé a Laguna a las 16:00 pero todos los lugares estaban cerrados, o bien vendían solo sándwiches “fomes” (los típicos churrascos y lomitos italianos y lucos). Y yo tenía ganas de probar algo un poco más jugado.
De repente, se me iluminó la mente, y me acordé que en el remodelado “El Hoyo” de Maitencillo, estaba un local que ya había probado hace un tiempo. Era “Praia” (@praia_maitencillo), conocido por sus waffles. Y ahora iba a ver si podría ser conocido también por sus sándwiches.
Foto con Xperia X
El restaurante: Praia
Es bien bonito. Con unan terraza exquisita que da a la playa, y ambientado bastante playero. Afuera ha otros locales, y en el deck hay un Golden Retriever que debe llevar cinco años o más ahí, muy buena onda. Si lo ven, acérquense a hacerle cariño y le mandan saludos de mi parte.
La carta
No sé si fue buena o mala suerte, pero cuando llegué tenían una carta ciento por ciento especial por el 18. Lomo a lo pobre, pastel de choclo y de jaiva, empanadas y tragos como terremotos y borgoña. Por lo mismo, ya desde el lunes no podrás pedir los platos que ofrecían. ¿La buena noticia? El sándwich que probé, a pesar de que no estará en la carta, igual lo puedes pedir (¡hazlo!)
El sándwich en Praia
Me sorprendió. De verdad. Sé que las expectativas influyen harto, y admito que las tenía muy bajas, pero el sánguche era mortal. El pancito, una especie de tostada MUUUUY crocante hecha por ellos mismo, delgadita, fue muy innovadora y sabrosa. Me encantó. El salmón fresco y delgado para que sea fácil de comer. La mayonesa al ajo fue uno de los puntos más altos. Viene en un potecito aparte, y lo vacié por completo. Casi que pasándole el dedo para aprovechar hasta la última gota de mayo. Siento que cumplía el rol de unir todos los ingredientes a la perfección. Quizás el queso no lo hubiese puesto derretido, pero con el pasar de los mordiscos me fue convenciendo poco a poco.
Terminó siendo una muy grata sorpresa, y me dejó recomendándolo a todos mis amigos.
Algo más: Waffles
Pedí un jugo ciento por ciento natural de melón, sin azúcar ni endulzante. Muy bueno. Pero lo mejor vendría al final. Aquí me hicieron un tapadón de boca de los grandes, porque siempre he dicho que los waffles están sobrevalorados. Pero no este. Es que se fue a cresta. Por lejos, el mejor waffle con manjar y helado (y crema) que he probado en mi vida. Un manjar. Blandito, suave, con todo en su precisa medida. Un orgasmo gastronómico.
En resumen
Antes que cualquier cosa, vayan y prueben sus waffles. Por favor. No se arrepentirán. Y después, hablen con la chiquilla que atiende (hija de la dueña), y pídanle que por favor les hagan el sándwich que me pedí (también puede ser en pollo o carne, pero jueguen con el salmón. Confíen en mi). Del sector, creo que es un local que no ha recibido la fama y publicidad que corresponde. Porque se nota que hacen todo con mucho amor. Especialmente esos waffles. Waffles con muuuuucho amor. Y manjar.