Cuando el ahumado no basta.
SÁNDWICH N°596: siguiendo mi ruta de comer con seguidores, esta vez me junté en @PittBrosBBQ con @LucianoBravos y con @Ale.CarrilloC para ver qué tal eran los sanguchitos de este conocido local parrillero.
Lo primero que me encantó de esta visita fue al entrar. El olorcito a ahumado era una maravilla, así que me senté con altas expectativas. Pedí la “Pittmaster Combo”, con pulled pork, brisket ahumado, aros de cebolla fritos, pepinillos de la casa y salsa bbq casera. Y acá toda la experiencia fue de contrastes. De altos y bajos. Por un lado, el ahumado de la carne estaba exquisito. Era suave, sin quitarle el protagonismo al tapapecho, pero igual decía presente. Ademas, la salsa era atomatada, desmarcándose un poco de los que abusan de la salsa BBQ y dejando entrar sabores más caseros.
Por el otro lado, yendo a los puntos bajos, ambas carnes estaban un poco secas. Sabrosas, blandas, de buenos ahumados como dije antes, pero secas. Y el aro de cebolla (podrían haber sido dos), era un poco chicloso. Como cuando ya lo tienes listo y solo lo calientas.
De acompañamiento pedí un coleslaw que se lo terminé echando entero al sándwich, y ahí todo mejoró harto, pero para mi gusto hay que trabajar con los jugos de las carnes para evitar que queden así. Ir rehidratando constantemente, como cuando se usa la técnica del Texas Crutch. Y al recalentar, también hidratar en la plancha o sartén.
Al final era un rico sándwich, pero que, especialmente en un restaurante de carnes, necesita ser pulido mucho más.
