Tavelli, Las Condes

Nunca pensé en venir, pero @reyalcalde vive al lado y me aseguró que el mítico café Tavelli, ese clásico lugar de encuentro de nuestras mamás (te quiero Tía Rosita ), tenía buenos sándwich. Así que decidí darle una oportunidad. Y de partida, probé un té que me dejó loco. Sí, un té. El más rico (y chancho ) que he probado. Era un Té Chai Latte, con canela, cardamomo, jengibre, endulzado con miel y tenía harta espuma. Un manjaaarrsss. Pero yendo a lo que nos convoca, Rey pidió el sándwich de mechada que estaba harto fomeque. No lo pidan. Pero Piero (@pieromn_), otro amigo que nos acompañó, pidió el baguette de jamón serrano y ese sí que estaba rico. Por mi parte, pedí el de salmón ahumado, queso crema, rúcula, palta y berros en pan Toscano. “No tenemos rúcula, señor”, me dijeron. Y continuaron con un “pero se lo podemos cambiar por lechuga”. CÓMO CRESTA ACEPTÉ!! La rúcula con el resto de los ingredientes es una combinación probada. Que funciona. Pero ese cambio me jugó una mala pasada. De partida, el 90% del sándwich era lechuga. Qué onda? La cagó el exceso. Y la palta, en aaaalgo me recordó a las de las bombas de bencina, porque estaba medio aguada. No mala de sabor, pero sí de contextura. El salmón sí estaba bien rico, y el queso crema es queso crema, nunca falla. Buen pan. Pero les prometo que la lechuga mató todo. Fallé. Debería haber cambiado de sándwich. Al final no era malo, pero sí fome. 2 narices