Este sanguchito lo divido en dos: una muy cuidada, y otra no tanto. Partamos por la primera, hecha con cariño y detalle. El tártaro venía muy bien marinado. De textura blanda y sabor prolongado, de ese que después de tragar sigue en el paladar. Muy bueno. Se nota que hubo trabajo previo para llegar a estos sabores. Y me encantó que le rallaran HARTA trufa encima. Me carga cuando pagas por ella y te llega casi que una pelusa de trufa (como me pasó en el Eataly de Nueva York. Un desastre). Pero acá venía con cariño. Y pasando al lado descuidado, siento que se empiezan a farrear un poco un sándwich potencialmente exquisito. El pan estaba bien, pero le faltó un poquito de mantequilla y más tostado, o bien una salsita. Lo mismo con el mix de verduras. Si en vez de poner el repollo crudo fuese un coleslaw o, mejor aún, repollo encurtido, tendríamos un sándwich de las grandes ligas. Y la #stracciatella, que la AMO, podría haber venido con un poco más de sal, o acompañado de alguno de sus socios favoritos, como la reducción de aceto o unos tomates deshidratados reventados ?.
Buena experiencia! Con un poquito más de cuidado, acá tendríamos un hit. Pero si vienen por el bohemio barrio de #Pigneto, pasen a saludar a este tremendo chef y a disfrutar de uno de los grandes placeres gastronómicos, como lo es la #trufa ??.