Ni fu, ni fá. Café.
Pardo Café
Cómo llegué
Uno de los suplementos naturales más importantes que estoy tomando para mantener mi peso y mejorar mi estado físico, es la spirulina. Por lo mismo, contacté a los chiquillos de Spirulina Mater, productores de la única spirulina orgánica hecha en Chile (aquí puedes saber más sobre qué es la spirulina). Llegué a ellos después de harta investigación con el equipo de nutrición de CEF CHILE. Por eso, agendé una reunión para que me presentaran el producto y así poder integrarlo a mi dieta diaria. Así fue que los invité a almorzar, y ellos eligieron “Pardo Café”, una cafetería de Providencia que al parecer era bien encachada.
La cafetería Pardo
Ubicada en la esquina de José Manuel Infante con Providencia, frente a la Plaza de la Aviación, al parecer es un spot que tiene clientela fiel, gracias a su dedicada trayectoria con el café y la pastelería. Adentro tiene un lindo mural de un oso que me llamó muchísimo la atención. Preguntando, llegué a que lo hizo el artista nacional Richard Norambuena. Es bastante taquilla. Les dejo una foto para que vean a qué me refiero.
(Fotos tomadas con mi Sony Xperia X)
La carta de Pardo Café
La cafetería Pardo tiene siete sándwiches bastante variados y con combinaciones gourmet. Así da gusto sentarse a elegir. Yo me fui por el vegetariano, que tiene berenjenas grilladas, tomates confitados, pesto de la casa y Mozzarella gratinada en rúcula. Además de esta opción, destacan también uno de mechada con salsa de callampas y nueces, otro de pollo barbecue, cheddar y tocino, y uno de lomo en salsa de soya.
Sobre el café que ofrecen, admito que no soy ni experto ni fanático, pero es algo que cada vez me atrae más. Por lo mismo, les adelanto que cometí un pecado mortal. Sí. Pueden adivinar. Es que NO me pedí un café. No sé, como que le copié a Javier de Spirulina Mater y me fui por un rico jugo de piña. Pero ahora que escribo esto, me doy cuenta de lo estúpido de no pedir un café en este local, porque parece que lo hacen muy bien. Es artesanal e importado, y se puede comprar en granos para llevarlo a la casa también. Bueno, cuando vuelva les cuento qué tal.
El sándwich vegetariano
A pesar de que no quedé con hambre, les adelanto que me hubiese gustado ver un poquito más de cada ingrediente. Porque para qué andamos con cosas: se ve medio tacaño en la foto de más abajo, ¿o no?
En general bien, pero no fue nada del otro mundo. Va a pasar a la historia simplemente como un sánguche más. No me marcó, ni logrará que lo recomiende a viva voz a mis amigos. No. Salva por si andas por la zona. No es malo. No es espectacular. Es normal.
El pan era crujiente, pero de esos que igual te cuesta morder y que al hacerlo, como que se desmorona casi todo el resto del pan. ¿Les ha pasado? Me huele a que no era el más fresco…
Vamos a los tomates. Eran dos rodajas (aquí sí que había que meterle más po!!), y no sé si mis papilas gustativas andaban mal, pero no le sentí al confitura. Será.
Buen queso. El pesto, rico pero poco. Y la rúcula, recomendaría ponerle un toque de aceite de oliva para que tenga un twist.
En resumen
Insisto. Sé que fallé al no pedir café. ¡Además de que tienen varios nombres que nunca había escuchado! (como “Doppio” o “Lungo”). Y siempre me gusta probar cosas nuevas así que seguro volveré. Pero el sándwich vegetariano que me pedí en Pardo Café es normal. Cumple. Creo que con el hecho de ponerle un poquito más de cariño en cuanto a la cantidad de cada ingrediente, puede hacer la diferencia.
Ah, y ponerle algo de onda al compadre que atiende. ¡Una sonrisita que sea!! No es de pesado, pero yo soy muy “gesticular”, y la persona que nos atendió bien podría haber salido de una película de Chaplin. Una sonrisa de verdad que puede hacer más amena una visita a un restaurante, así que se lo recomendaría (quizás tuvo un mal día, no sé).
Tres narices para este sanguchito. Ni más, ni menos. Tres. Y un reto grande para mi por ser tan pavo de no tomarme un café. Nunca más fallaré, lo prometo.