Recién comenzando…

Cómo llegué

María José Winter, periodista, me contactó a ver si la podía ayudar a iniciar su blog (se viene!!!). ¡Yo feliz! Así que nos juntamos en la Sanguchería Pinganilla, en Bellavista (muy pero muy cerca de TVN).

Fotos sacadas con mi celular Sony Xperia X

Sanguchería Pinganilla

Sanguchería Pinganilla es un nuevo restaurante en Bellavista. Abrieron recién. Les diría que a fines de agosto o comienzos de septiembre.

Es una sanguchería simple, y que tiene claro su concepto. El que no haya probado nunca el sándwich de potito, aquí puede ser una buena oportunidad para sacarse el balazo. Porque Sanguchería Pinganilla es un lugar chileno, con productos y preparaciones bien nacionales.

Ofrecen dos tipos de sándwiches (son los únicos dos platos del local), quizás apelando a que la especialización hace al maestro.

Afuera tienen dos o tres mesas, y adentro una pequeña barra con sus pisos de bar.

Les dejo su Facebook aquí.

La carta de sándwiches

Como mencioné antes, Sanguchería Pinganilla ofrece solo dos sándwiches. Uno de mechada que me han recomendado harto, y otro de potito. Pero “the real” potito. Es decir, carne del recto del vacuno, con una longaniza y mayonesa casera.

Menciono lo del “potito de verdad”, porque también hay una historia dando vueltas, que dice que el nombre “de potito” se refiere a la postura que adoptaban las personas en los estadios para comer un sándwich de otros ingredientes que no eran “poto”. Como antes iban con terno, se inclinaban sacando el poto para atrás, y así no manchar sus trajes. Por eso, podía ver gente en esa posición y se decía “ellos están comiendo sándwich de potito”, cuando podría haber tenido cualquier tipo de ingredientes.

Pero este no. Este no es con guatitas. No es con chunchule. No. Es con potito. The real potito.

El sándwich de potito

El montaje no lo puedo evaluar, porque la verdad es que es la clásica combinación de ingredientes de un sánguche de potito. Potito, longaniza y mayonesa, en marraqueta. El mismo que uno se come en las ferias libres o afuera de los estadios. 

La marraqueta me hubiese gustado mucho más crujiente. Algo parecido a cómo se ve la foto del sándwich del volante que tienen. Porque la que me tocó estaba casi sin tostar/calentar. Así no más.

La longaniza, normal. Nada ni que rescatar ni tampoco que critica. El potito, admito que me gusta muchísimo más el que venden afuera del Estadio Monumental. A este siento que faltó sabor. Cuando vas al estadio, te comes un potito muy jugoso. Tanto, que seguro terminas con las manos enteras chorreadas. Aquí no era el caso. 

Lo bueno es que su olor es mucho más piola, porque el del estadio… te lo encargo. No le hablas a nadie más por una semana jajaj pero su sabor vale la pena. El sánguche de potito de la Sanguchería Pinganilla siento que se quedó corto. Me consta que lo cocinan por varias horas, pero no sé si el caldo es menos sabroso o quizás le faltaron un par de horitas más.

Y la mayo… ay. No sé. No me gustó nada. A la Jose tampoco. Muy pastosa. Creo que tiene que buscar una consistencia más líquida, como la típica de las fuentes de soda. Esta tenía un color un pichintún más amarillento del que uno buscaría.

En resumen

Es una sanguchería nueva. Creo que hay que darle rodaje. De hecho, me gustaría volver en un mes más, y probaría ambos sándwiches.

La propuesta la encuentro bastante chora. Además del sánguche de potito, tienen mote con huesillo por ejemplo, y los sándwiches los acompañan con unas cebollitas en escabeche. Es decir, platos chilenos de tomo y lomo (o de tomo y recto, mejor dicho). Aún no tienen patente de alcohol, por lo que de seguro se armará más ambiente cuando la consigan.

Ya había ido una vez, pero no tenían stock. Eso mismo refleja que recién están afinando detalles de funcionamiento. Sí, le falta. Pero creo que con el paso del tiempo pueden agarrar vuelo. Ya veremos.